El artículo 567 del Código Civil de Chile, vigente desde el siglo XIX, establece una categorización rígida de los bienes como muebles o inmuebles. Dentro de esta estructura legal, los animales son considerados bienes muebles, es decir, objetos susceptibles de ser transportados, comercializados o poseídos al igual que una silla o una mesa. Este enfoque refleja una visión utilitaria de los animales, propia de un tiempo en el que se desconocía su naturaleza como seres sintientes. Sin embargo, en la actualidad, esta definición resulta insostenible tanto desde el punto de vista ético como científico.
La contradicción entre el derecho y la realidad
Para muchas familias chilenas, los animales no son bienes muebles, sino compañeros de vida, miembros del hogar que brindan amor, compañía y equilibrio emocional. Su importancia se hace aún más evidente en el contexto de animales de compañía, como perros y gatos, quienes forman vínculos afectivos profundos con sus cuidadores. Sin embargo, al ser considerados objetos jurídicamente, los animales carecen de protección suficiente ante el maltrato, el abandono o situaciones legales complejas, como disputas por custodia en casos de divorcio.
A nivel científico, múltiples estudios han demostrado que los animales son seres sintientes, es decir, que poseen la capacidad de experimentar emociones como alegría, miedo, dolor y sufrimiento. Aun así, el marco jurídico chileno persiste en tratarlos como bienes sin voluntad propia, desconectando el derecho de los avances éticos y científicos.
Una asignatura pendiente.
Esta visión legal también contradice el creciente reconocimiento cultural de los animales como integrantes de las familias en Latinoamérica. En muchos hogares, los animales son percibidos como hermanos, hijos o compañeros, y su bienestar es tan prioritario como el de cualquier otro miembro del núcleo familiar. Por lo tanto, mantener la categorización de los animales como bienes muebles invisibiliza esta realidad y perpetúa un sistema que los desprotege.
Modelos internacionales: un camino hacia el cambio
Chile se encuentra rezagado en comparación con otros países que han dado pasos importantes en esta materia:
- Francia, en 2015, reformó su Código Civil para reconocer a los animales como “seres vivos dotados de sensibilidad”.
- España, en 2022, dejó de considerar a los animales como bienes muebles, reconociéndolos como seres sintientes y regulando su cuidado en situaciones legales.
- Colombia, en su Ley 1774 de 2016, declara que los animales no son cosas y les otorga un estatus de seres protegidos.
Estos ejemplos demuestran que es posible y necesario adaptar la legislación para reflejar una visión más justa y moderna sobre los animales.
Propuestas de reforma legislativa Reconocimiento como seres sintientes:
- Reformar el artículo 567 del Código Civil para excluir a los animales de la categoría de bienes muebles y reconocerlos como seres vivos dotados de sensibilidad, con un estatus especial que garantice su protección.
- Ley integral de bienestar animal: Crear una legislación específica que establezca derechos básicos para los animales, incluyendo su protección contra el maltrato, el abandono y el uso irresponsable.
- Tenencia responsable: Incorporar normativas que promuevan la educación ciudadana sobre el cuidado de los animales y su valor como compañeros de vida.
- Protección en disputas legales: Regular situaciones de custodia o cuidado en casos como divorcios, asegurando el bienestar del animal como prioridad.
Rumbo a un nuevo paradigma
El artículo 567 del Código Civil de Chile simboliza una visión arcaica que reduce a los animales a simples objetos, desconociendo su capacidad de sentir y la relevancia que tienen en nuestras vidas. Actualizar esta normativa no solo es un acto de justicia hacia los animales, sino un paso fundamental para construir una sociedad más ética y respetuosa con todos los seres vivos.
Los animales no son muebles ni cosas: son parte de nuestra familia y, como tales, merecen ser protegidos y valorados. Reformar esta legislación es reconocer el vínculo profundo que compartimos con ellos y darles el lugar que les corresponde en el marco jurídico chileno.
Los animales son dignos de amor y respeto.