Cada 29 de abril se multiplican los saludos en redes sociales, las fotos con emprendedores en ferias, los discursos cargados de optimismo. Pero para quienes vivimos el emprendimiento en carne propia, el Día del Emprendimiento no se celebra con aplausos. Se celebra con escucha activa, con cambios concretos, con políticas que entiendan que emprender no es un privilegio, es muchas veces una necesidad.
Porque emprender no es solo soñar. Es lidiar con la soledad de tomar decisiones sin red. Es resistir cuando los clientes demoran en pagar. Es volver a empezar cuando todo falla. Es poner en riesgo el patrimonio familiar para levantar una idea que quizás tarde meses o años en consolidarse.
El ecosistema de emprendimiento existe, sí. Pero no es igual para todos. Mientras unos acceden a fondos, redes de inversión y vitrinas de prestigio, otros pelean por sobrevivir en barrios, ferias, comunas olvidadas. Para ellos, el “ecosistema” es un concepto lejano, un privilegio que no siempre toca la puerta.
Hoy, el emprendimiento no puede seguir visto como un decorado simpático en las estrategias de desarrollo. Es una verdadera fuerza económica y social, especialmente en las regiones, donde cada pequeño negocio sostiene familias, comunidades y circuitos de empleo informal que el Estado apenas ve.
Desde AEROH lo hemos visto. Lo vivimos en cada foro, en cada conversatorio. Sabemos que el aplauso superficial no alimenta, no paga cuentas, no genera sostenibilidad. Por eso, en este Día del Emprendimiento, el llamado es claro: menos selfies, más escucha. Menos discursos, más acciones.
Escúchennos cuando decimos que los plazos de pago deben acortarse. Escúchennos cuando pedimos simplificar los instrumentos de apoyo. Escúchennos cuando proponemos innovación real desde los territorios.
Hoy no pedimos celebraciones. Pedimos respeto, coherencia y espacio para construir un futuro donde el emprendimiento deje de ser sinónimo de riesgo extremo y se convierta en un camino digno de desarrollo.
El verdadero día del emprendimiento no está en los eventos ni en las fotos. Está en cada persona que, contra todo, sigue apostando por crear valor donde antes había solo abandono.
A ellos, a nosotros, no nos celebren. Escúchennos. Y trabajemos juntos para que soñar también sea, por fin, una opción segura.
Sin duda es necesario crear conciencia que el emprendimiento, es una opción, para muchos única, para la subsistencia de familias que dependen del éxito de sus proyectos y del apoyo en el amplio sentido de la palabra,. no solo arengas, sino oportunidades reales de financiamiento y desarrollo competitivo…